domingo, 19 de septiembre de 2021

Pedro de Mena

GRANDE

Pedro de Mena y Medrano (Granadaagosto de 1628 – Málaga13 de octubre de 1688) fue un escultor del barroco español.

Pedro de Mena se dedicó principalmente a la realización de imaginería religiosa, oficio al que también se había dedicado su padre, Alonso de Mena, y de quien heredó un taller en Granada. Además, tuvo otro taller instalado durante treinta años en Málaga, a donde se había dirigido para participar en una de sus obras más reconocidas, la sillería del coro de la Catedral de Málaga. En esta ciudad ejecutó gran cantidad de encargos, especialmente para órdenes religiosas.

En sus obras destacan: los rostros y rasgos alargados de sus figuras, las ropas trabajadas con unos perfiles extremadamente finos y la policromía empleada (colores en fuerte contraste) y el realismo en las encarnaduras, que se muestra claramente y, sobre todo, en su Magdalena Penitente, «Dolorosas» y «Ecce Homo». Debido al gran impacto que produjo la imagen de San Francisco de Asís realizada para la Catedral Primada de Toledo y gracias a la intervención del cardenal Moscoso y Sandoval, antiguo conocido de su padre, fue nombrado maestro mayor de la misma.

Fue bautizado el 29 de agosto de 1628 en Granada en la parroquia de San Andrés. Sus padres fueron Alonso de Mena, famoso escultor, y su segunda esposa Juana de Medrano. Sus primeros años de aprendizaje los pasó con su padre junto con otros aprendices de taller entre los que se encontraba Pedro Roldán. Al fallecimiento de su padre en 1646, Pedro, con dieciocho años, se hizo cargo del taller, que compartió a partir de 1652 con Alonso Cano —cuando este regresó a Granada desde Madrid, para actuar de racionero en la catedral—, con quien trabajó y colaboró estrechamente, poniendo a su disposición su propio taller. Gracias a esta colaboración, Mena pudo asimilar unos procedimientos de trabajo más elaborados y un nuevo concepto estético que desarrolló por la vía de la perfección técnica y el realismo.

Malaga-Pedro_de_Mena-20110921-1024x763


El 5 de junio de 1647 contrajo matrimonio con Catalina de Vitoria y Urquízar, natural de Granada y de 13 años de edad, con la que tuvo seis hijos antes de su marcha a Málaga, de los que sobrevivieron tres que se hicieron religiosos. Durante su estancia en Málaga tuvieron otros ocho hijos, quedando en vida sólo dos, José, capellán real en la Capilla Real de Granada y Juana Teresa en el Císter, donde ya estaban sus hermanas Andrea y Claudia Juana.​ Redactó su primer testamento en 1666; pero es en el realizado en 1675 cuando habla de su hija Juana que aún no tenía seis años:

… y desea vivir y permanecer en estado de religión, guardando pureza y castidad, por lo que deseamos que sea religiosa por ser de los estados más perfectos y seguros para la salvación.

Por sus firmes creencias religiosas, pidió ser enterrado entre las dos puertas de la iglesia del Císter para que su lápida fuera pisada por todos los fieles que entraran en la iglesia.

Pedro de Mena mantuvo una gran vinculación religiosa con distintas cofradías y fue hermano mayor de la del gremio de artistas del Santísimo Corpus Christi, Ánimas y Misericordia.

Luchó y consiguió ser aceptado como familiar de la Inquisición en 1678. Este hecho significaba un ascenso social, ya que suponía un reconocimiento público de limpieza de sangre y llevaba además aparejados ciertos privilegios como el verse libre de pagar impuestos. Sus grandes amistades fueron sobre todo eclesiásticas, según Palomino:

…fue un hombre de la primera estimación, y así nunca se acompañó sino con la primera nobleza, llevándolo el señor D. Fray Alonso​ a su lado en los paseos públicos y recreos de la caza.

Permaneció en Granada hasta que en 1658 fue llamado por el obispo de Málaga, Diego Martínez de Zarzosa, para realizar la sillería del coro de la Catedral de la Encarnación de Málaga. En esta ciudad, excepto una estancia en Madrid entre los años 1662 y 1663, montó su taller definitivo con gran éxito de encargos, hasta su fallecimiento en el mes de octubre de 1688.

Fue nombrado maestro mayor de escultura de la catedral de Toledo en mayo de 1663 por iniciativa del cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval, donde se encuentra San Francisco de Asís, una de sus mejores obras. Regresó a Málaga y, demostrando grandes dotes empresariales, dejó en Madrid un representante encargado de recoger posibles encargos y de suministrarle material necesario para su trabajo.

Sus trabajos se fueron extendiendo por toda la península; se cree que con la colaboración de su hijo Alonso, jesuita, ya que se encuentran numerosas obras de Mena en templos de esta orden en Alcalá de HenaresMadridMarchenaSevilla e incluso en Ciudad de México o Lima.

Destacó por su gran capacidad de trabajo así como por sus dotes administrativas y su visión comercial, ​le proporcionaron un patrimonio que le permitió una vida holgada y una respetable posición que consiguió al ser nombrado teniente de alcalde de la fortaleza de Gibralfaro en 1679. En este mismo año, meses más tarde, afectado por la enfermedad de la peste, volvió a redactar el que sería su tercer y último testamento, donde detalló la propiedad de seis viviendas y regaló al convento de Santa Ana del Císter, a cambio de su sepultura, la pareja de bustos de una Dolorosa y un Ecce Homo.

No sucumbió a la peste, pero debieron quedarle secuelas, ya que, a partir de entonces, puso al frente del taller a su discípulo Miguel Félix de Zayas. Este, después de la muerte de su maestro, firmó su escasa obra conocida como «discípulo de Pedro de Mena».​ Durante estos últimos años de vida, se cree que la participación de Mena en los trabajos del taller se limitó a dibujar y hacer bocetos, ya siempre con modelos repetidos, pero que cumplían los encargos solicitados al taller. Recibió sepultura, como había deseado, en el convento del Císter el 14 de octubre de 1688.

En 1876, la abadía cisterciense de Santa Ana de Málaga fue derribada y se localizaron sus restos en una caja de pino, entonces fueron trasladados a la iglesia del Santo Cristo de la Salud, hasta su nuevo traslado en 1996 a la actual iglesia del Císter, muy cerca de la casa donde vivió y murió, donde sigue enterrado en una pequeña capilla con los bustos de la Dolorosa y el Ecce Homo, que había realizado y donado para tal fin.


Obras de Pedro de Mena


Cristo de la Buena Muerte

El Cristo de la Buena Muerte o Cristo de Mena son las advocaciones de Cristo que surgen de una talla de Cristo crucificado original de Pedro de Mena datada aproximadamente en 1660, y que se conservó en la Iglesia de Santo Domingo (Málaga) hasta su destrucción.

La imagen del Santísimo Cristo de Mena, como la conocemos hoy en día, fue esculpida en 1941 por Francisco Palma Burgos, inspirándose en la imagen original de Pedro de Mena. Se encuentra en la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Málaga.

cache_2445935101

Pertenece a la Congregación de Mena y procesiona el Jueves Santo en la Semana Santa de Málaga. Vinculado con la Legión Española desde 1928, a partir de 1960 se impulsó que cada acuartelamiento de la Legión tuviera una imagen de esta advocación, por lo que existen otras tallas similares.


No hay comentarios:

Publicar un comentario