Gloria Fuertes

Gloria Fuertes se ha ocupado de todos los niños y es capaz de aniñarnos a todos los hombres en una concepción poética simple y trascendente. Su discurso es sencillo, pero es profundo. Los niños son sabios alocados que aciertan comúnmente en definir las líneas esenciales de la vida, los sueños, los anhelos. Y ella los conoce. Una sencillez lapidaria preside sus poemas, sencillamente misteriosos, interrogantes, revoltosos, poéticos en su última consecuencia formal. Por ser toda nueva, no le falta ni siquiera un feminismo radical, lleno de candor y de fuerza, pero a la vez nada beligerante, sino conciliador bajo las alas de la poesía.
                     
El arrabal, el suburbio y los personajes que en él deambulan constituyen la médula de su poesía. «Y canto al suburbio porque en el veo a Cristo», exclama desafiante y exigiendo que la poesía se inspire en el diario sufrir del pueblo. Rechaza un misticismo hueco, ajeno al dolor humano. Pregona una poesía que cante el trabajo de la costurera, del minero, del labriego. Gloria pugna por una poesía social: «Paz, que es justicia, / es lo que quiero». Gloria está siempre del lado de los pobres, de los que sufren , aunque no milite en ningún partido. Nació del pueblo y quiere ayudarlo: «Hundir al que trepa / subir al de abajo / ese es mi trabajo».

Desde las primeras obras de Gloria Fuertes, quien vivió su infancia y juventud entre la cruenta guerra «incivil» española y la segunda conflagración mundial, encontramos el eco dolorido de la guerra; el temor ante la destrucción obstinada y ciega. La poetisa está consciente del absurdo de la civilización moderna, del afán de sociedades que buscan, con justicia, proteger la vida de los pájaros, pero ignoran la destrucción de niños y de hombres. Gloria añora la paz que traiga felicidad y alegría porque la guerra es siempre triste; una paz en la que renazca el amor y se entronice el trabajo y la dignidad humana. Ella invita a todos los hombres a darse la mano y a negarse a participar en luchas fratricidas. «Antes que poeta -decía Gloria- y antes que mujer, soy pacifista, hay que luchar, luchar y luchar para que no haya más guerras». Y también: «hay que arrancar el gatillo a las armas». La conclusión es que «la peor paz es mejor que la mejor guerra».

Una poesía coloquial, con «mucha pena, / mucha rabia, / algo de sal» como ingredientes, que «consiga emocionar» por el calor de lo verdadero, son notas con las que define su poética Gloria Fuertes en los veintiún versos del poema «Telegrama de urgencia escribo». El humor es un ingrediente que no falta en los poemas de Gloria. En algunas ocasiones, nos recuerda el de Ramón Gómez de la Serna, y con razón Gloria denominó a algunos de sus poemas «gloriería», siguiendo el esquema de Ramón.

Gloria Fuertes nació en Madrid, en 1918, en el seno de una familia humilde. A pesar del empeño de su madre, que quería que su hija menor fuera modista, Gloria Fuertes se dedicó desde muy joven a la poesía. Se movía por Madrid en bicicleta, con una falda-pantalón diseñada por su hermana y con corbata, compraba libros a hurtadillas en la cuesta de Moyano y se ocultaba en la portería donde trabajaba su padre para escribir y leer a escondida de su madre. Se matricula en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer, donde recibió la formación que entonces se consideraba necesaria para una futura ama de casa. Gloria nos contaba: «Yo era buena y delgada / alta y algo enferma. A los nueve años me pilló un carro, / a los catorce me pilló la guerra; / a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía».

A los diecinueve años comienza a trabajar como contable en una fábrica. En 1939 escribe su primer relato para niños y lo envía al semanario Maravillas, donde es publicado y donde entrará a trabajar como editora durante diez años. En 1942 conoce a Carlos Edmundo de Ory y entró en las tertulias del grupo literario denominado Postismo.

Su primer poemario Isla ignorada, es del año 1950. Funda una tertulia de mujeres poetas que dará origen al grupo Versos con falda, grupo tremendamente activo que organiza lecturas de poesía y colabora en revistas como Rumbos, Poesía Española o El pájaro de paja. En 1952 funda la revista Arquero, conjuntamente con Antonio Gala, Rafael Mir y Julio Mariscal. En 1954 dio a la luz Antología y poemas de suburbio; de esa misma fecha es Aconsejo beber hilo. En 1955 obtiene un puesto de bibliotecaria en el Instituto Internacional de Madrid. Consigue una beca «Fullbright» para dar clases de literatura española del siglo XX en la Universidad americana de Buchnell (Pensilvania) durante tres años. En 1958 recibe la Primera Mención del Concurso Internacional de Poesía Lírica Hispana con Todo asusta.

Que estás en la tierra (1962) es el libro que le dio nombre. Fue Premio Guipúzcoa en 1965 por Ni tiro, ni veneno, ni navaja. Poeta de guardia (1968) es quizá el libro más completo. Las composiciones breves tituladas «Minipoemas» revelan la inclinación de la poetisa por llegar a la «mayor expresión con el menor material»; inclinación que acentúa Gloria en Sala de espera. Fue Accésit Premio Vizcaya por Cómo atar los bigotes al tigre. Escribe para niños en prosa y en verso; el cuento Cangura para todo recibió el Diploma de honor, Premio Andersen Internacional de Literatura Infantil. En 1972 obtenía el premio a la mejor canción de Paz por su poema «Han herido al herido y el herido es el mundo». Otras obras poéticas importantes de Gloria son: Sola en la sala, Obras incompletas, Historia de Gloria y Mujer de verso en pecho. Gloria Fuertes murió en Madrid el 27 de noviembre de 1998.

El gran drama del hombre -de la mujer- es la falta de amor, la soledad y la incomunicación. El desamor y la soledad son temas centrales en la poesía de Gloria Fuertes. «Ya llevo muchos años de topo en soledad», nos dice Gloria en un poema. Pero a veces, paradójicamente, la soledad es su compañía, su pareja con la que cohabita y da ese fruto que es el poema: «Soy una y estoy sola. / La lluvia me serena / (ya está la poesía junto a mí), / ya somos dos, poema». Su primer amor, un joven obrero, fue dado por desaparecido en el frente durante la guerra «incivil», por eso afirmaba «soy pacifista y soltera». Pero Gloria no renuncia al amor y aseguraba, después de un desengaño, que «a los sesenta se ama igual que a los quince, o más».

Se confiesa «huérfana e independiente» en cuanto a las posibles influencias que puedan darse en su obra; sin embargo, el tono narrativo, la denuncia, el inconformismo, la intención moral, la colocan en la generación de los años cincuenta, a la que pertenecen Caballero Bonald o José Ángel Valente; ella se sitúa cercana a Blas de Otero, Celaya, José Hierro.

La originalidad de esta gran poeta que es Gloria Fuertes está en todo: en el talante y en la andadura, en el lenguaje y en el desgarro; en su forma de dirigirse al lector y de autorretratarse. Si en algún poeta contemporáneo la relación poesía y vida se presenta con evidencia, esa sería Gloria Fuertes. Su obra es un testimonio vital, sentido y profundamente humano de su trajinar con la realidad. Los poemas de Gloria se parecen, en efecto, mucho a ella. Son ella misma.

Y como nos dejó dicho en su sencillo auto epitafio: «Cargada de espaldas / de amores / de años / y de gloria, / ahí queda la Fuertes».
http://www.islabahia.com/Biografias/Arias/GloriaFuertes.asp

http://www.gloriafuertes.org/



EN LAS NOCHES CLARAS

En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.




LA GENTE DICE


La gente dice:
«Pobres tiene que haber siempre»
y se quedan tan anchos
tan estrechos de miras,
tan vacíos de espíritu,
tan llenos de comodidad.

Yo aseguro
con emoción
que en un próximo futuro
sólo habrá pobres de vocación.



Evitar

Evitar supotancios y soponcios, evitar,
tiquismiquis cortapisas,
forúnculos y asépticos contables,
evitar carcajadas sin sonrisa,
evitarme la alfombra por la cuadra,
evitar detenciones -de la orina-.
Evitar fallecer en la oficina,
evitar saludar a levitones evitar,
porque al fin esos, carbones,
de tu ternura harán un sacrilegio.

    Evitar levitar -subir, caeros-,
evitar sobre todo estar en cueros
porque ellos tienen palo sin polilla,
evitar situación comprometida.

    Evitar no tener más que una tiña,
evitar violentas contusiones.
Provocar-evitar nuevos amores.

    Evitar. ¡Evitar lo Inevitable!
...Por eso y a pesar yo mando un cable,
a todos los países de habla humana:
Evitad. Evitad por la mañana
lo que ya por la tarde será tarde.

    Evitar, que la cosa está que arde,
evitar que la muerte te lo evite.

    -Evitar no es cobarde es necesario-
(antipoético tal vez pero instintivo).

    Evitar. Puedo evitarlo luego vivo
para evitar la muerte inhabitable.



Geografía Humana

Mirad mi continente contenido
brazos, piernas y tronco inmesurado,
pequeños son mis pies, chicas mis manos,
hondos mis ojos, bastante bien mis senos.
Tengo un lago debajo de la frente,
a veces se desborda y por las cuencas,
donde se bañan las niñas de mis ojos,
cuando el llanto me llega hasta las piernas
y mis volcanes tiemblan en la danza.
Por el norte limito con la duda,
por el este limito con el otro,
por el oeste Corazón Abierto
y por el sur con tierra castellana.
Dentro del continente hay contenido,
los estados unidos de mi cuerpo,
el estado de pena por la noche,
el estado de risa por el alma
-estado de soltera todo el día-.
Al mediodía tengo terremotos
si el viento de una carta no me llega,
el fuego se enfurece y va y me arrasa
las cosechas de trigo de mi pecho.
El bosque de mis pelos mal peinados
se eriza cuando el río de la sangre
recorre el continente,
y por no haber pecado me perdona.
El mar que me rodea es muy variable,
se llama Mar Mayor o Mar de Gente
a veces me sacude los costados,
a veces me acaricia suavemente;
depende de las brisas o del tiempo,
del ciclo o del ciclón, tal vez depende,
el caso es que mi caso es ser la isla
llamada a sumergirse o sumergerse
en las aguas del océano humano
conocido por vulgo vulgarmente.
Acabo mi lección de goegrafía.
Mirad mi contenido continente.



La Pobre

Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni madre.
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni nadie.
Que no tengo ni abrigo
que llevarme a los hombros.
No tengo ni belleza
que llevarme a los hombres.
Soy tan pobre tan pobre,
que no tengo ni labios
que llevarme a la boca.
¿Tenéis una mirada de ternura?
¿Os sobra algo de vino en la copa?
¡Un poquito de pez,
que tengo hambre..!
Aunque sólo sea una mirada,
soy tan pobre, tan pobre,
que no tengo una sábana blanca...
pero si no la tengo no te vayas.
No tengo un hombro donde llorar a gusto.
No tengo un hombre donde zurcir palabras.
Unas manos, por caridad,
para las mías largas,
que tengo a mi corazón enfermo
y no tengo que darle una cucharada.



NO PERDAMOS EL TIEMPO

Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.

 ¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna…

Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
 Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo inti1no, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.

 Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.
Antología y poemas del suburbio, 1954.




HAGO VERSOS, SEÑORES!

Hago versos señores, hago versos,
pero no me gusta que me llamen poetisa,
me gusta el vino como a los albañiles
y tengo una asistenta que habla sola.

 Este mundo resulta divertido,
pasan cosas señores que no expongo,
se dan casos, aunque nunca se dan casas
a los pobres que no pueden dar traspaso.

 Sigue habiendo solteras con su perro,
sigue habiendo casados con querida
a los déspotas duros nadie les dice nada,
y leemos que hay muertos y pasamos la hoja,
y nos pisan el cuello y nadie se levanta,
y nos odia la gente y decimos: ¡la vida!
Esto pasa señores y yo debo decirlo.
Todo asusta, 1954.




POÉTICA

¿Para qué a estas alturas
preocuparme,
–escribir en revistas, hojas muertas o libros?
¿Para qué interesarme por un nombre,
si ya tengo el tuyo y el mío?
¿Para qué indiferencias, conferencias,
antologías, mitos?
¿Para qué recitales, traducciones,
si ya está todo dicho?
He cambiado
de técnicas y estilo.
¡Y manos a la obra!
Escribir sobre tu cuerpo
con los dedos mojados en el vino.




SALE CARO SER POETA

Sale caro, señores, ser poeta.
La gente va y se acuesta tan tranquila
-que después del trabajo da buen sueño-.
Trabajo como esclavo llego a casa,
me siento ante la mesa sin cocina,
me pongo a meditar lo que sucede.
La duda me acribilla todo espanta;
comienzo a ser comida por las sombras
las horas se me pasan sin bostezo
el dormir se me asusta se me huye
-escribiendo me da la madrugada-.
Y luego los amigos me organizan recitales,
a los que acudo y leo como tonta,
y la gente no sabe de esto nada.
Que me dejo la linfa en lo que escribo,
me caigo de la rama de la rima
asalto las trincheras de la angustia
me nombran su héroe los fantasmas,
me cuesta respirar cuando termino.
Sale caro señores ser poeta.




EL CORAZÓN DE LA TIERRA

El corazón de la Tierra
tiene hombres que le desgarran.
La Tierra es muy anciana.
Sufre ataques al corazón
—en sus entrañas—.
Sus volcanes,
laten demasiado
por exceso de odio y de lava. La Tierra no está para muchos trotes
está cansada.
Cuando entierran en ella
niños con metralla
le dan arcadas.




SUCESO

Marinero sin tierra
náufrago sin velamen
huérfano de puerto
nave sin timón.
Rodeado de agua y sediento
rodeado de pescado y hambriento
rodeado de olas y sin saludos
rodeado de dólares y desnudo.




AUTOEUTANASIA SENTIMENTAL
Me quité de en medio
por no estorbar,
por no gritar
más versos quejumbrosos.
Me pasé muchos días sin escribir,
sin veros,
sin comer más que llanto.




      TODO EL PASADO

Todo el pasado se quiere apoderar de mí
y yo me quiero apoderar del futuro,
me dislocan la cabeza para que mire atrás
y yo quiero mirar adelante.
No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse.
Mi eterna gratitud a los que me quieren,
siempre les recordaré a la hora del sol.
No puedo detenerme,
perdonad, tengo prisa,
soy un río de fuerza, si me detengo
moriré ahogada en mi propio remanso.




  ISLA IGNORADA

Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
—sola sólo—.
Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño
pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene el mar que me rodea!
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
—manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo—.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz —que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo—.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro
sé todo, porque vino un mensajero
y me dejó una cruz para la vida
—para la muerte me dejó un misterio.




EN LOS BOSQUES DE PENNSYLVANIA

Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
—sinfónica explosión donde hubo nidos—,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.
autógrafo




Entrevista realizada en 1997







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