viernes, 24 de septiembre de 2021

Francisco Ribalta

GRANDE

Francisco Ribalta (SolsonaLérida1565Valencia1628) fue un pintor barroco español, formado en la órbita de la pintura escurialense y establecido desde 1599 en Valencia, donde en fechas muy tempranas cultivó un naturalismo de cuño personal e intenso claroscuro que llegaría a ser la seña de identidad de la escuela valenciana del siglo XVII.

Situado cronológicamente en los orígenes de la pintura barroca española, la obra de Ribalta constituye el vínculo entre el último manierismo y las nuevas corrientes barrocas. Inmerso en el espíritu religioso de la Contrarreforma, que él plenamente compartía, enfocó los motivos visionarios de su pintura con técnica naturalista, de tal modo que lo sobrenatural pareciese tener lugar del modo más creíble y cercano al espectador, al que trató de poner en contacto directo con el suceso milagroso merced a la sencillez de sus composiciones, sin embellecimientos superfluos.


Años de formación en Barcelona y Madrid

Bautizado el 2 de junio de 1565 en Solsona (Lérida), su familia se trasladó hacia 1572 a Barcelona, donde su padre ejerció el oficio de sastre. Allí hubo de iniciar su formación como pintor, dado que, en 1581, habiendo quedado huérfano, se le documenta todavía en Barcelona otorgando poderes junto con sus restantes hermanos al mayor de ellos, Juan, para que vendiese las tierras y viñedos en Solsona que habían recibido en herencia. Inmediatamente debió de trasladarse a Madrid pues su primera obra conocida, los Preparativos para la crucifixión del Museo del Ermitage de San Petersburgo, aparecen firmados y fechados en Madrid en el año 1582.

Pocos más datos hay de estos años, aunque su obra posterior evidencia su paso por El Escorial, donde pudo conocer la obra de maestros venecianos como Tiziano y los Bassano, dejándose influir particularmente por Sebastiano del Piombo. El Encuentro del Nazareno con la Virgen (Museo de Bellas Artes de Valencia), pintado ya en Valencia hacia 1611, reproduce literalmente en la figura de Cristo el célebre Cristo con la cruz a cuestas de Piombo conservado en el Museo del Prado, que hubo de conocer en El Escorial y del que guardaría dibujos o apuntes para ser utilizados años después.

De igual forma, en la Degollación de Santiago del retablo de Algemesí es patente el estudio directo de la obra de igual asunto pintada por Juan Fernández de Navarrete para El Escorial. También entonces debió de realizar una versión de la Cena de Leonardo a partir de la famosa copia guardada en el refectorio del monasterio.

ribalta-park

En 1666 se citaba en la colección de doña Catalina de Mardones, en Madrid, tasada por Juan Carreño de Miranda, «una cena de vara y quarta de alto poco más o menos con marco negro y dorado de mano de Rivalta copia de leonardo de binci», y huellas de ella se encuentran en la Santa Cena de la predela del retablo del Rosario en la iglesia de la Asunción de Torrente, obra de Juan Ribalta, quien habría tomado de los dibujos paternos las figuras de Cristo y los apóstoles más cercanos extraídas del mural de Leonardo.

Existe constancia documental de que en 1591 pintó por encargo de un miembro de la corte un cuadro de la Anunciación para el monasterio madrileño de la Encarnación, cuyo dibujo preparatorio fue supervisado por Blas de Prado.

En Madrid, en fecha indeterminada, casó con Inés Pelayo, fallecida en 1601, de cuyo matrimonio nacieron primero dos hijas y en 1597 un hijo, Juan, que con el tiempo llegaría a ser su mejor discípulo. Se conocen también los nombres de dos ayudantes, lo que parece indicar que antes de abandonar Madrid era ya un pintor consolidado y con cierto volumen de obra, aunque no llegase a entrar al servicio del rey y no haya constancia de que se le encomendasen trabajos en El Escorial, al menos como pintor independiente.

De esta etapa madrileña, aparte de los citados Preparativos para la crucifixión, no quedan obras que le pueda ser asignadas con certeza, pero podría pertenecer a ella un Cristo crucificado del Museo del Prado, depositado en el monasterio de Poblet, procedente del suprimido en 1809 convento de San Felipe el Real de Madrid. Finalmente, la muerte de Felipe II en 1598 debió de empujarle a abandonar la corte, informado, quizá, del impulso de renovación artística emprendido en Valencia por su arzobispo, el patriarca san Juan de Ribera.


Valencia (1599-1617)

Es probable que la elección de Valencia como destino se debiese a su amistad con Lope de Vega, secretario personal del marqués de Malpica que, a su vez, era cuñado del arzobispo Juan de Ribera, conocido por sus demandas artísticas y a la sazón ocupado en la decoración de su Colegio del Corpus Christi.

Al menos desde el mes de febrero de 1599 Ribalta se encontraba ya en Valencia donde, hombre piadoso según los testimonios de quienes le conocieron, se inscribió en la cofradía de la Virgen de los Desamparados. Inmediatamente después de su llegada a la ciudad gozó de la protección del arzobispo, para quien pintó algunos retratos, de los que se conservan en el Colegio del Patriarca los de Sor Margarita Agulló y el Hermano Francisco del Niño Jesús, tomados de los retratos que les hiciera Juan Sariñena puesto que él no llegó a conocer a los retratados.


Estancia en Algemesí

Entre 1603 y 1605 residió en Algemesí, ocupado en la realización del retablo mayor de su iglesia parroquial, para la que siguió trabajando hasta 1610 en distintos retablos, con evidentes recuerdos de su pasada estancia en El Escorial. La gran tabla central, con el martirio del apóstol, depende estrechamente, como se ha señalado, del cuadro de Navarrete en El Escorial, pero también son patentes los préstamos de Luca Cambiaso para la escena de Santiago en Clavijo y el Traslado del cuerpo del santo, en tanto la Oración del huerto repite motivos del lienzo de igual asunto de Tiziano conservado en el monasterio.

En Algemesí pintó también el gran lienzo de la Aparición de Cristo a San Vicente Ferrer para el Colegio del Corpus Christi. De 1606 es la Última Cena, en formato vertical y enmarcada en una arquitectura escurialense, del retablo mayor del mismo colegio, para el que en 1610 entregó el Nacimiento del ático. Con su fuerte iluminación lateral y el naturalismo con que trató los rostros de los apóstoles, la Cena pintada para el Patriarca asentó la fama de Ribalta en Valencia e hizo posible que, inmediatamente, le llegasen nuevos encargos del gremio de plateros (retablo de San Eloy, en sustitución del que había pintado Vicente Macip que había resultado dañado por un incendio) y de la propia Diputación (Calvario). También, a pesar de ser foráneo, pudo estar en 1607 entre los fundadores del Colegio de Pintores, uno de cuyos objetivos era precisamente protegerse contra la competencia de los recién llegados.

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