Federico de Madrazo y Kuntz (Roma, 9 de febrero de 1815 – Madrid, 10 de junio de 1894) fue un pintor español, especializado en los retratos de estilo romántico.Hijo del pintor neoclásico José Madrazo, y de Isabel Kuntz Valentini, hija del pintor polaco Tadeusz Kuntz, estudió en la escuela de Alberto Lista, en Madrid, y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su cuadro La continencia de Escipión le valió el ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a la edad de dieciséis años.
Estudió primero en el colegio de Humanidades de Mata y Araujo y más tarde con Alberto Lista y con Antonio Gil y Zárate las disciplinas de Latín, Historia, Matemáticas y Francés, y aprendió a leer el griego con José Mussó y Valiente. Trabó amistad allí con Eugenio de Ochoa, José de Espronceda, Ventura de la Vega y otros jovencísimos nombres que habrían de consagrarse a la política y las artes de su tiempo. Recibió su primera formación artística también en Madrid, siempre bajo la sólida protección paterna, decisiva en los primeros años de su carrera profesional. De ese modo, en 1831, y con tan sólo dieciséis años, fue nombrado académico de mérito de San Fernando por su obra La continencia de Escipión (Madrid, Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).
En 1833, de nuevo valiéndose de las influencias de su padre, inició su primer viaje formativo a París, durante el cual recibió, además del nombramiento de pintor supernumerario de cámara, la Cruz de caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, contando sólo dieciocho años.
De regreso en Madrid, casó en septiembre de 1835 con Luisa Garreta de Huertas, hija de un reputado joyero madrileño. Entre 1835 y 1836, fruto de sus preocupaciones intelectuales, editó en Madrid El Artista, revista paralela a otra francesa de título semejante, que fue un instrumento fundamental para la difusión de los ideales del Romanticismo en España. En 1838 emprendió su segundo viaje a París, disfrutando de la pensión que se le había concedido en 1830 para estudiar en Roma. Allí permaneció hasta finales de 1839, en que viajó a Italia. En el tiempo que permaneció en Francia, bajo la protección del barón Taylor, trabajó para el rey Luis Felipe y comenzó a abrirse camino en el mundo artístico francés. Allí pintó, por encargo del Monarca, el lienzo Godofredo de Bouillon proclamado rey de Jerusalén (Versalles, Palacio Real, Sala de las Cruzadas).
Presentó en el Salon su cuadro El Gran Capitán recorriendo el campo de la batalla de Ceriñola (Madrid, Museo del Prado), por el que obtuvo una Medalla de Oro de 3.ª Clase. A comienzos del año siguiente presentó en el Salón Godofredo de Bouillon en el monte Sinaí (Sevilla, Reales Alcázares), premiado con una Medalla de 2.ª Clase. Todavía en París comenzó a componer el cuadro de Las Marías en el Sepulcro (Aranjuez, convento de San Pascual), que terminó en Roma ya en 1841, lejos de las premisas artísticas que le guiaban en París.
Madrazo llegó a Roma en septiembre de 1839 y, por consejo paterno, viajó ese mismo año por Milán, Piacenza, Parma, Bolonia, Florencia y Perugia, estudiando y copiando a los maestros antiguos. Ya en Roma, donde fue nombrado caballero de la Orden Española de Carlos III, instaló su estudio en el palacio de la legación diplomática española, y continuó estudiando pintura antigua. Allí estableció contacto con pintores alemanes, como Overbeck, que le resultaron muy próximos idealmente y de los que se sintió un admirador exclusivamente teórico, aunque su trato con pintores franceses e italianos le hacía ser consciente de la superioridad del arte de Ingres, al que consideraría, desde entonces, el artista más reputado.
Realizó en esa época estudios de campesinas italianas al estilo de los que hicieran también los nazarenos, tomando incluso como modelo a la musa de Overbeck, Vittoria Caldoni.
A su vuelta a España, en 1842, instaló su estudio en la posesión madrileña de El Tívoli, frente al Museo del Prado. Su padre le había hecho regresar de Italia con la expectativa de asumir grandes encargos de pinturas de historia para el Gobierno de Isabel II.
Ya en Madrid, fue pintor de cámara de la reina Isabel II, del mismo modo que su padre había sido pintor de la Corte con Fernando VII. Fue nombrado director del Museo del Prado, pero perdió el cargo con la Gloriosa, revolución liberal de 1868. Fue repuesto en este cargo en 1881. Fue director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y fue nombrado senador por dicha Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1877-1891). Colaboró en algunas revistas de su tiempo, sobre todo con grabados y dibujos para grabar, y en contadas ocasiones publicó algunas reflexiones teóricas sobre pintura y arte en general.
A partir de 1878 su salud fue complicándose, acumulando serias dolencias infecciosas en los ojos, las manos y los bronquios. En 1880 presentó al ministro de Instrucción Pública el reglamento para la ejecución de la Ley de Propiedad Intelectual y de Teatros como fruto de sus trabajos en la política, donde su labor, en realidad, fue muy discreta y poco comprometida. En 1886 fue elegido, de nuevo, senador del reino por la Academia, renovando una vez más ese cargo en 1891, siendo además nombrado ese año, de nuevo, consejero de Instrucción Pública.
En 1894 fue nombrado presidente de la comisión organizadora del III Centenario de Velázquez, que supondría la ocasión de exhibir internacionalmente las reformas que había planeado para el Museo del Prado.
Sin embargo, en el verano de ese año y a consecuencia de una operación de litotricia, falleció y fue enterrado en la sacramental de San Isidro, junto a los restos de su primera esposa y de varios de sus hijos.
Federico de Madrazo murió muy anciano, a los ochenta años, en 1894.
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