martes, 21 de septiembre de 2021

La reina Mariana de Austria - Juan Carreño de Miranda

Hacia 1670. Óleo sobre lienzo, 211 x 125 cm.
Tras la muerte de Felipe IV en 1665, su viuda Mariana (1634-1696) asumió la regencia, y en esa doble condición de viuda y regente está representada en este cuadro en el que se reconoce el Salón de los Espejos del Alcázar de Madrid.

La reina Mariana de Austria

Los objetos de escritorio sobre la mesa hacen alusión a sus responsabilidades de gobierno. La decidida incorporación de la idea del espacio palaciego al retrato real es una de las características que singularizan el retrato cortesano posterior a Velázquez, y entre sus puntos de partida figura Las meninas de donde también procede el uso de espejos y la referencia a cuadros cuyo contenido aporta información sobre el retratado, como en este caso el cuadro de Tintoretto (1518/19-1594) Judith y Holofernes que hace referencia a la idea de mujer fuerte.

Carreño, en obras como ésta, llevó esas ideas hasta sus últimas consecuencias y logró crear escenarios de gran personalidad. Aunque tres siglos después se ha jugado con frecuencia a comparar estos modelos con su entorno para aludir a una dinastía en decadencia, abrumada por su propia historia, lo cierto es que en su momento, a ese escenario estaban asociadas connotaciones relacionadas con las ideas de responsabilidad, majestad, continuidad dinástica y poder.


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