lunes, 20 de septiembre de 2021

La Natividad - Eugenio Cajés


Esta Natividad, siendo una pintura que por tema y estilo pictórico resulta característica de la producción de Cajés, es una de las composiciones más delicadas e intensas de este artista madrileño que, junto con Vicente Carducho (h. 1576-1638), fue un referente fundamental de la pintura madrileña del primer tercio del siglo XVII.

La Natividad
Hacia 1610. Óleo sobre lienzo, 70 x 80,2 cm.

Esta pintura se dio a conocer en 1992, fecha en la que fue adquirida por Plácido Arango. Nada se sabe de su primera procedencia, aunque por su formato y sus dimensiones, y por el carácter íntimo de la composición, parece pensada para un ambiente devocional privado, en el que el espectador pudiera sentirse próximo a esta imagen doméstica, un nocturno sutilmente iluminado, donde el Niño duerme plácidamente arropado por la Virgen y velado por un san José que une sus manos en gesto de fervorosa oración.

Se ha sugerido también que pudo realizarse para una pequeña capilla conventual; de hecho, Antonio Palomino mencionó como de este artista un nacimiento del Hijo de Dios en una capillita que está junto a la pila del agua bendita (Palomino 1724, vol. III, p. 301) en la iglesia de San Martín de Madrid.
La referencia a un espacio bautismal parece apropiada para esta composición, aunque la cita también puede servir para otros ejemplares, como La Sagrada Familia con ángeles (Elche, colección particular) o La Adoración del Niño Jesús que en 2009 era propiedad de Christopher González-Aller.
Para el profesor Pérez Sánchez (1994) este es un asunto que Cajés repitió a lo largo de su carrera, bien por interés propio o por la buena aceptación que estos temas tenían entre su clientela más próxima.

La fecha de realización, hacia 1610, se corresponde con un periodo especialmente brillante en la carrera de este artista, cuando llevaba dos años al servicio del rey y su pintura mostraba una intención inequívoca de originalidad o, como refirieron Angulo Íñiguez y Pérez Sánchez, una manifiesta voluntad estilística, que le distingue de entre los pintores de la escuela madrileña, incluido Vicente Carducho, el pintor de origen florentino con el que compartió numerosos encargos. Los modelos figurativos de Cajés se caracterizan por unas formas robustas, plenas, pero que al dotarlas de perfiles suaves, mórbidos, y de una iluminación contrastada, se perciben como figuras evanescentes, inaprensibles. Se aproximan desde luego a la producción de Antonio Allegri da Correggio (1489-1534), de quien tuvo ocasión de ver y de copiar algunas de sus pinturas presentes en las colecciones reales españolas.
Con todo, el modo de concebir la composición en una escena nocturna, cargada de silencio y quietud, recuerda sobre todo a Luca Cambiaso (1527-1585), pintor genovés cuya presencia en El Escorial resultó decisiva en la primera formación de Cajés

(Texto extractado de Ruiz, L. en: Donación de Plácido Arango Arias al Museo del Prado, Museo Nacional del Prado, 2016, p. 32).


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